Hace 30 años (un 24 de marzo de 1976) comenzaba el último golpe militar que cambió a los argentinos para siempre. La libertad se censuraba terriblemente, la voz del Pueblo se había apagado, el toque de queda gobernaba las calles, las patrullas promilitares levantaban gente y entraban a las casas…y ELLOS no te explicaban nada.
Algunos se convencieron de haberlo pasado bien durante aquellos años, mientras no se era «subversivo». Pero quiero recordarles que aun no teniendo nada que ver, más de 30000 personas murieron, y no precisamente por pertenecer activamente a alguna esfera política, económica, o sindical…Muchas veces ELLOS te secuestraban por el simple hecho de tener algo de valor, o por ser un poco culto y leer algún libro que consideraban peligroso.
ELLOS nos enseñaron a acatar órdenes, y no a pensar, a obedecer, y no a reflexionar. Los libros y manuales en las escuelas estaban finamente seleccionados. Un docente debía enseñar bajo presión, o si no, hasta mañana. Perdimos el amor por la democracia o… ¿Por que crees que nos cuesta tanto profesarla hoy en día?
Muchos desaparecieron, y muchos hoy en día están buscando indicios de su pasado, si son hijos de estos desaparecidos o no. ELLOS se quedaron con algunos, y con los que no, solo los torturaban o los mandaban a matar…Horriblemente.
Las dictaduras latinoamericanas durante los 60 a los 90, son un instrumento de políticas externas que manipulaban nuestros paises. Estados Unidos y sus asociados se beneficiaron de todo este horror. ELLOS pactaron con sus jefes.
En la actualidad, ELLOS todavía están libres, y no solo son tres, son muchos más, y de afuera también. Acá solo esperamos por justicia, solo eso. Pero mientras la esperamos y la buscamos, debemos tener en cuenta estos recuerdos, mirar para adelante, y si tenemos democracia debemos cuidarla y llevarla a cabo, porque sino: ¿De qué sirvieron todos estos sacrificios?
Hoy es feriado en Argentina, y sabiendo esto, cómo la estás pasando: ¿Te fuiste de fin de semana largo? ¿O hacés un esfuerzo para recordar?
Acá les dejo una canción de León Gieco, que ilustra mejor a lo que me refiero:
Los viejos amores que no están
la ilusión de los que perdieron
Todas las promesas que se van
y los que en cualquier guerra sé cayeron
Todo esta guardado en la memoria
sueño de la vida y de la historia
El engaño y la complicidad
de los genocidas que están sueltos
El indulto y el punto final
a las bestias de aquel infierno
Todo esta guardado en la memoria,
sueño de la vida y de la historia
La memoria despierta para herir
a los pueblos dormidos
Que no la dejan vivir
libre como el viento
Los desaparecidos que sé buscan
con el color de sus nacimientos
El hambre y la abundancia que son juntan,
el mal trato, con su mal recuerdo
Todo esta clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia
Dos mil comerian por un año
con lo que cuesta un minuto militar
Cuantos dejarían de ser esclavos,
por el precio de una bomba al mar
Todo esta clavado en la memoria,
espina de la vida y de la historia
La memoria pincha hasta sangrar,
a los pueblos que la amarran
Y no la dejan andar libre como el viento
Todos los muertos de la A.M.I.A.
y los de la embajada de Israel
El poder secreto de las armas,
la justicia que mira y no ve
Todo esta escondido en la memoria,
refugio de la vida y de la historia
Fue cuando sé callaron las iglesias,
fue cuando el fútbol sé lo comió todo
Que los padres Palotinos y Angeleli,
dejaron su sangre en el lodo
Todo esta escondido en la memoria
refugio de la vida y de la historia
La memoria estalla hasta vencer,
a los pueblos que la aplastan
Y que no la dejan ser,
libre como el viento
La bala a Chico Méndez en Brasil,
150.000 Guatemaltecos
Los mineros que enfrentan al fusil,
represión estudiantil en Méjico
Todo esta cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia
América con almas destruidas,
los chicos que mata el escuadrón
Suplicio de Mujica por las villas,
dignidad de Rodolfo Walsh
Todo esta cargado en la memoria,
arma de la vida y de la historia
La memoria apunta hasta matar,
a los pueblos que la callan
Y no la dejan volar,
libre como el viento
Cuando Pedro de Mendoza fondeó en Buenos Aires en febrero de 1536, no tenía noción de lo que le esperaba, puesto que debió hacer frente al continuo ataque de los querandíes que defendían justamente sus tierras.