El gran problema que ha tenido nuestro país, a lo largo de su historia republicana, es que ésta se ha formado negando, precisamente, el propio país. La consolidación del Estado-nación chileno no logró convertirse en un Estado nacional, principalmente, porque “los chilenos”, de esos años, fueron principalmente las clases oligárquicas. Para Alfredo Jocelyn-Holt, el problema de esta elite es que ésta podía reconocerse como más plural, pero el problema es que aún no aparecía una sociedad plural y moderna, es decir no aparecía una sociedad más amplia con nuevos sectores demandando lo que a juicio de ellos les correspondía.
El deseo de llegar a un desarrollo económico y social, similar a los países europeos, resultó ser mucho más esquivo, gracias a la incapacidad de la elite de no aceptar los nuevos desafíos, ante la explosión productiva y comercial, del que se requería, a su vez, un cambio en las estructuras sociales.
Por tanto, en esta suerte de aparentar lo que “no se es”, la elite protagonista del proyecto republicano, construyó el Estado-nación chileno, bajo cimientos muy frágiles que llevó a que, en distintos períodos de la vida republicana (incluso hoy), aparecieran proyectos con fecha “de inicio y término”, resultantes de la visión parcelada y a “corto plazo” de la clase dirigente criolla.
[PDF] Crisis de la elite chilena S. XIX
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Ensayo sobre las dificultades de la clase dirigente decimonómica chilena para imponer su proyecto.