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La «Historia desde abajo» para Eric Hobsbawm

Este es un breve resumen sobre la «historia desde abajo», que aparece en el libro «Sobre la Historia» (2002), del historiador británico Eric Hobsbawm. El resumen, que verán a continuación, no tiene otra intención de compartir con los bloggeros «historiantes», la particular visión de este historiador, que vale la pena leerlo. Saludos para todos, desde Santiago de Chile.

A modo de introducción señalaremos que los nuevos referentes problemáticos son constantemente convertidos en objetos de reflexión histórica, y esto no es simplemente resultado de la forma en que los historiadores “se dan cuenta” de aquellos problemas que siempre estuvieron ahí, esperando ser estudiado, sino que éstas son el correlato de distintos tipos de transformaciones sociales.

El reciente interés por hacer historia de distintos grupos particulares, no puede ser entendida sin repasar en la serie de procesos que han hecho posible y aún más deseable el que las distintas agrupaciones sociales expresen y configuren su historia como fuente de información y proveedora de datos que en el pasado ignora que ella no se ocupa de su estudio y la representación de algo que de pronto “aparece”, sino que un claro poder de objetivización frente a determinados ámbitos temáticos.

El conocimiento histórico no es entonces un simple vehículo para representar “el pasado”, sino que resulta constitutivo de esa idea de pasado. Al respecto, resulta pertinente resaltar dos dinámicas: en primer lugar, la emergencia de nuevas problemáticas en la producción historiográfica; y en segundo lugar, la apelación en ciertos procesos políticos.

Sobre lo primero, puede recogerse la discusión que Eric Hobsbawm realiza en el capítulo sobre la historia desde abajo. El autor recuerda que sólo se puede hacer historia desde abajo, desde el momento en que empieza a preocuparnos lo que la “gente corriente” hace frente a ciertas decisiones o determinados acontecimientos. En palabras de Hobsbawm: “(…) sólo a partir del momento en que la gente corriente se convierte en un factor constante en la toma de grandes decisiones y en tales acontecimientos. No sólo en momentos de excepcional movilización popular como, por ejemplo, las revoluciones, sino en todo momento o durante la mayor parte del tiempo. (p. 206)”.  La historia de la gente corriente como capo de estudio especializado empieza con la historia de los movimientos de masas del siglo XVIII. Hobsbawm supone que es el historiador Jules Michelet es el primero de los grandes historiadores de los que abajo: la Gran Revolución francesa es el núcleo de su obra.

En cuanto al tema de las fuentes, la historia de los de abajo, a diferencia de la historia positivista, no posee un conjunto de material relativo a ella. “La mayoría de las fuentes correspondientes a la historia de los de abajo sólo han sido reconocidas como tales fuentes porque alguien ha hecho una pregunta y luego se ha puesto a buscar desesperadamente la manera de responder a ella (p.208).” Pero también existen excepciones como los historiadores que estudian la Revolución Francesa. Plantea Hobsbawm que tienen muchas fuentes en la que constituye la génesis de una historia moderna de las bases debido a dos características principales: por tratarse de una gran revolución en la que actuaron numerosas personas y la segunda, por el trabajo de la burocracia que recopiló y guardó en los archivos nacionales toda esa información, lo cual fue beneficioso para los historiadores franceses.

Siguiendo con la idea de Hobsbawm, afirma que hay algunos tipos de material relativo a la gente corriente todavía no ha sido un estímulo suficiente para pensar en la correspondiente metodología. Aquí sale a la palestra la historia oral que si bien los recuerdos pueden parecer los bastante interesantes, en palabras del historiador inglés nunca se hará un uso apropiado de la historia oral hasta que se determine qué es lo que puede fallar en el recuerdo, del mismo modo que se determina cuando algo sale mal al momento de copiar manuscritos a mano. Con esto, Eric Hobsbawm nos plantea es que la historia oral es un medio poco fiable  de preservar los hechos. Más, afirma: “la metodología de la historia oral no es sólo importante para comprobar si los recuerdos de ancianas y ancianos grabadas en cintas son dignas de confianza (p.210).” Recomienda que con los testimonios de lo grabado en cinta se hagan experimentos para investigar lo que la gente realmente pensaba o hacía.

El historiador “de abajo” encuentra sólo lo que busca y no lo que le está esperando. En este sentido, el historiador debe saber qué es lo que busca y sólo si sabe, puede reconocer si lo que encuentra encaja con su hipótesis o no; y si no encaja tiene que pensar en otro modelo que se construye sobre la base del saber, la experiencia lo que permite eliminar hipótesis inútiles. Se necesita también imaginación y saber sobre el pasado con el fin de evitar el anacronismo. Todo esto para construir y reconstruir un sistema coherente en el que pueda inferirse los supuestos y parámetros sociales y las tareas de la situación.

Para Hobsbawm el objetivo de la historia “desde abajo” no es sólo descubrir el pasado sino explicarlo y proporcionar un vínculo con el presente ya que el proceso de comprenderlo tiene mucho en común con el proceso de comprender el pasado, aparte de que comprender cómo el pasado se ha convertido en el presente nos ayuda a comprender éste, y es de suponer que algo del futuro. Buena parte del comportamiento de gente de todas las clases sociales de hoy es, de hecho, tan desconocido y poco documentado como gran parte de la vida de la gente corriente del pasado.

Los historiadores de “los de abajo” dedican gran parte de su tiempo a averiguar cómo funcionan las sociedades y cuándo no funcionan, además de cómo cambian. No pueden dejar de hacerlo, toda vez que su tema, la gente corriente, constituye el grueso de toda sociedad, aunque a veces se tienda a olvidar de que éstos constituyen  un factor importante en la toma de decisiones recientemente, lo cual se convierten en la base de las reivindicaciones de diversos grupos sociales que se traduce en demandas de representación histórica.

   

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3 respuestas a «La «Historia desde abajo» para Eric Hobsbawm»

la historia desde abajo, me fascina por la cantidad de enlaces que hay que tomar en cuenta, sobre todo que es mas bien una historia hecha con una lupa, con protagonistas que la historia oficial no le interesa conocer, ni saber si viven o mueren, y es precisamente el elemento imprescindible, es la llamada «gente sin historia», a la que el historiador Frank Moya Pons, le dedica un capitulo en su obra «La Otra Historia», la historia de los caídos, de los vencidos, no la de los vencedores.
El articulo publicado y la experiencia de este historiador le pone un toque mágico
al relato que invitan como dice mi maestro, Eliades » Pensar la historia». gracias por la oportunidad