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El proceso de independencia peruano (1808-1821): algunas claves para entender su tardío desarrollo

Por Ivana Gether (*)

En tiempos del bicentenario de las independencias de los países de América Latina, consideramos que es necesario volver a revisar algunas cuestiones referidas a la ruptura con el orden colonial. En este contexto, proponemos repensar las particularidades de la coyuntura revolucionaria, en especial en aquellos casos que tienen que ver con los procesos sin revolución interna y que fueron resultado del accionar de campañas político-militares vehiculizadas mediante ejércitos provenientes de territorios exteriores, como en el caso de los países andinos.

Para aproximarnos a la comprensión de los diferentes procesos, hemos tomado como eje de este trabajo al Perú, intentando demostrar que ante el hecho de que en este caso la elite local no generó un impulso independentista, es necesario indagar en la posición de compromiso con la causa realista que ella asume ante las revoluciones de independencia que se venían dando desde 1810 en América del Sur.

Nuestro objetivo es centrar la atención en la situación particular en que se encontraba en esas circunstancias la elite peruana, tanto con respecto a la propia problemática social y territorial, como a la relación con España, y desde allí poder explicar las causantes de la negación al impulso independentista, los roles que jugaron lideres como San Martín y Bolívar y cuáles fueron, dentro del mismo Perú, las regiones que más se resistieron.

Para leer el trabajo completo, descárgalo desde aquí:

[PDF] El proceso de independencia peruano y su desarrollo tardío
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Un trabajo que esboza posibles causas sobre el compromiso tardío de la elite peruana a la causa independentista.

(*) Estudiante de la Carrera de Historia. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral. El trabajo ha sido realizado en el marco de una adscripción en la cátedra Americana II, y formó parte del programa del IV Congreso Regional de Historia e Historiografía, UNL, mayo 2011.

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Algunas cuestiones sobre el 25 de Mayo

La revolución del 25 de mayo de 1810 ha sido enaltecida como la efeméride más importante según la Historia Oficial Argentina, simbólicamente nacida con Bartolomé Mitre a finales del siglo XIX. Lo cierto es que son varias las cuestiones que ponen en duda esta afirmación, y resulta importante presentarlas:

1 – Sobre el aspecto revolucionario de las Jornadas de Mayo: Es difícil establecer un concepto de revolución, puesto que depende del lugar desde el cual se formula. Podríamos decir que una revolución es un cambio profundo que marca un «antes y un después» en una sociedad humana frente a un conjunto de aspectos determinados. Y hay varios «tipos» de revoluciones, si se quiere. Para el caso del 25 de mayo, la Historia Oficial alude a una revolución social, es decir, aquella donde las masas piden cambios inmediatos e importantes para solucionar un conjunto de problemas que requieren inmediatez, y que una vez resueltos, la sociedad cambia totalmente (es decir lo que antes estaba en la cima, ahora está debajo). Lo cierto es que el 25 de mayo representa, en realidad, la oportunidad de un sector de la elite de Buenos Aires (de predominio criollo, es decir, hombres de origen español pero nacidos en América) de imponerse frente a los partidarios de la monarquía española (peninsulares, hombres nacidos en España, que acaparaban el dominio comercial sobre el Puerto y los grandes negocios de Buenos Aires) en clara crisis por la invasiones napoléonicas. Comúnmente la HO diría: «Los criollos convocaron al Cabildo Abierto para crear una institución política que gobernara en nombre del Virrey». Esto no fue así, el objetivo era tomar el control de la ciudad de Buenos Aires frente a los «peninsulares», en todo caso, el concepto de representación de la monarquía se necesitaba para ofrecer «legalidad» a la Junta de Gobierno, creada después del 25.

2 – Sobre el aspecto nacional: Las Jornadas de Mayo no significaron un acontecimiento «nacional» por que tal cosa como una «Nación» no existía. En aquellos tiempos, lo que hoy conocemos como las «provincias» eran regiones autónomas y soberanas en sí mismas (es decir, podían gobernarse a sí mismas), no por un documento escrito, sino por el derecho de gentes: mientras hubiera una sociedad civil (más de 15 vecinos con vivienda construida y al menos un ayuntamiento político-administrativo) ese pueblo o ciudad podía administrarse a sí mismo, independientemente de las divisiones gubernamentales del virreinato (es decir, las gobernaciones e intendencias). Por lo tanto, si la nueva Junta de Gobierno creada en Buenos Aires quería conseguir el apoyo de las regiones del Interior del ex-virreinato, debía convencerlas por las buenas o por las malas y eso fue lo que pasó. 25 de mayo, fue un acontecimiento sumamente reducido a la esfera de lo que hoy más o menos es Capital Federal, y no un acto nacional.

3 – Sobre los símbolos patrios: La revolución del 25, fue utilizada más tarde como elemento simbólico (es decir, aquel que reside en el pensamiento humano, y por lo tanto puede ser construido y aprendido) para vender la idea de Nación (la construcción imaginada de un «nosotros»), la única que justificaría un Estado de alcance Nacional (no por incluir a todos en ese «nosotros» precisamente) que empezó a formarse a partir de 1860, y que se consolidó en 1880 con la presidencia de Roca hasta las reformas electorales de 1912. Para construir una pertenencia sin cuestionamientos a algo, hay que eliminar la diferencia: la escarapela es uno de los símbolos patrios que corresponden al tema que estamos desarrollando. Según la HO se trataba de una insignia, repartida por los «valientes criollos» French y Berutti entre los vecinos fieles a los revolucionarios. En realidad, se trataba de listones que no tenían los colores celeste y blanco (probablemente fueron rojos), y se repartían entre aquellos que les estaba permitido el derecho de voto hablado. Obviamente, eran criollos de alto prestigio los marcados con esas insignias, porque al resto de la población e incluso a muchos peninsulares y criollos partidarios de la Corona, no se les permitió ingresar al Cabildo, so pena de muerte. French y Berutti formaban parte de una milicia armada…

Para terminar, los dejo con una carta que Juan Manuel Silva, un comerciante tucumano escribió a un amigo durante los acontecimientos de mayo: (Esta fuente la encontré en esta dirección. Tiene el título: «1810. El 25 de mayo, una jarana.»)

Buenos Aires, Mayo 26/1810

Señor. D. José Gregorio Aráoz
Querido Chuchi:
Por tu esquela que he recibido debo decirte que todas las prevenciones y encargos que me haces son a destiempo: los breviarios ya están retobados y marchamados; por el correo pasado que me previenes no te compres Bayetas, te contesté ya las tenía compradas. Mañana pienso cargar, esto es si no hay ninguna novedad; por estar este pueblo tan alborotado: el 23 hizo dimisión del mando el señor virrey en el Cabildo: el 24 hizo el Cabildo en nombre del pueblo una Junta que se componía del presidente de ella al señor virrey, vocales el doctor Solá, Saavedra, el doctor Castelli, Anchorregui (sic), Leiva, fiscal Moreno y Pazos secretario con tratamiento de Excelencia. Se echó bando, se repicaron en todas las iglesias, se iluminó el pueblo para que se reconociesen a estos sujetos: al otro día 25, que fue ayer, otro alboroto, que no estaba conforme el pueblo con esta Junta, renunciaron todos estos señores de su empleo, y se ha formado nueva Junta compuesta del comandante Saavedra presidente y comandante general, los vocales el doctor Moreno, don Juan Larrea que es … (roto)… el cura de San Nicolás, el mismo Castelli, Leiva, Domingo Matheu, y otros más que por todos son diez, hoy se ha echado el bando para que se reconozcan, y mañana puede que sean otros. Me parece que te sobra a ti dinero y a mí también; yo no pienso emplear más sino mandarme mudar, por lo que veo esto no está nada bueno, pero no sé cómo sacar mi licencia, porque no sé hasta ahora quién nos gobierna. Tu afectísimo.

J:M:Silva

Somos 27. Te harás cargo por el bando que te incluyo de los sujetos de la nueva Junta, y luego pasará dicho bando al padre fray Jacinto Ruiz de la orden de Predicadores y le dirá se la remite su padre. Acabo de recibir los documentos, dos p. de poder de Sanz y quedan en poder de Doral.
A Méndez que sus prevenciones son inoficiosas, que no le tengo comprado nada: por klechero no me remitió en derechura la nota, y me despachó bajo de cubierta de algún mozo de Santa Coloma, y hasta ahora no la he recibido; bastante me ha perjudicado, que si no es él, no me encuentro en esta Jarana. Vale.

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Independencia Argentina

casatucuman.jpgHace dos días atrás, 9 de julio, en Argentina recordábamos nuestra independencia declarada en 1816, en el famoso Congreso de Tucumán, que nos separaba desde el punto de vista soberano de las metrópolis europeas.

A partir de allí, la lógica llevaría a pensar que las Provincias Unidas del Río de la Plata se «unirían», justamente, para formar un Estado Nacional. Nada más lejos de la realidad.

Como ya vimos en Hablemos de Historia mediante el artículo «la larga espera», de 1805 hasta 1820 se da una guerra frenética en busca de la Independencia. Luego de la guerra, vendría supuestamente un proceso de organización nacional, pero eso no fue posible de forma inmediata debido a las diferencias inter e intra regionales. Además los conceptos de Patria y Nación no los construyen todos: se ve clara una elite terreteniente, una comercial y otra letrada que buscan separarse de los imperfectos (o bien, limitarlos o atenuarlos), de los excluidos del nuevo sistema imperante liberal: mestizos e indios. Por supuesto que esto no se da en su totalidad, puesto que mal que mal América conoce un poco de movilidad social desde tiempos coloniales hasta 1880: durante ese período encontramos ganaderos indios en Perú, mineros y yanaconas en los centros andinos, pequeños propietarios de tierra en México y Argentina, etc.

Para formar la idea de un «Estado» y «Nacional», Argentina (así como otras regiones americanas) debió regirse por un grupo dominante que fue la Oligarquía, la cual con la creación del Estado a partir de 1880 por poner una fecha práctica para un proceso que es más complejo) dejaron de luchar con caudillos para pasar a luchar con políticos y vender la idea de país por medio de los símbolos patrios y la ideología bajada a través de la educación (ley 1420 en Argentina, recuerdan?).

La verdadera Independencia no vino enseguida y habría que reflexionar desde qué punto de vista entendemos el concepto de libertad, puesto que luego de independizarnos sobrevino otra etapa donde pasamos a ser parte del Sistema Internacional de corte capitalista, donde los valores más importantes pasaron a ser la oferta y la demanda.

Sucesivos proyectos de país comenzaron a surgir luego del Congreso de Tucumán de 1816: monarquía constitucional, monarquía con representante de la casa de Borbón, monarquías con respresentante Inca, y por supuesto las propuestas de Moreno, Fragueiro, Alberdi, Sarmiento y otros. Puntos en común entre todos ellos: ninguno vió la luz concretamente antes de 1880 (salvo la corta aventura de Fragueiro durante la Confederación Argentina) y era muy difícil hablar de república en aquellos tiempos americanos. En próximas entregas hilaremos más fino con respecto a estos proyectos.