Bueno, amigos, una breve reflexión acerca de la televisión. El objetivo no es otro que el de compartir ideas u opiniones sobre este poderoso aparato. De antemano, aprovecho de invitar a todos los que visitan el sitio a que aporten, todos tenemos algo que decir. No solamente bajen los trabajos ni resúmenes. Esto va dirigido sobre todo a los estudiantes de secundaria; ustedes son constructores, también, al igual que nosotros, aunque sólo se les reconozca en calidad de consumidores (para los bancos u otro tipo de publicidad).
La televisión es el medio de comunicación de masas que alcanza una mayor difusión, y llega a un mayor número de personas; su poder es difícil de valorar pero, sin lugar a dudas, es enorme. Prácticamente todos los hogares tienen uno o dos aparatos de televisión, y son muy pocas las personas que no le dedican un tiempo diario, que en algunos casos llega a ser de varias horas, los programas emitidos, además, no sólo lo ve una gran audiencia, sino que luego se comentan entre los telespectadores. Nuestra cultura está ampliamente influida por este aparato.
La Televisión acarrea ventajas y desventajas, como casi todo, pero que pueden ser controladas y elegidas por el individuo y que dependen de la forma de ver la «tele», del tiempo que le dedica y de la selección que se hace de los programas. Es y debe ser ante todo un medio de esparcimiento, diversión y entretenimiento, uno se sienta delante de ella para pasar un rato agardable y distendido. Cumple una labor informativa a través de los programas estrictamente informativos o noticiarios, y con los programas culturales aporta distintos conocimientos tanto formativos como informativos.
Pero se trata de un medio unidireccional que envía constantemente mensajes al sujeto sin que exista la posibilidad de replicar o contestar a las preguntas que ésta se pueda hacer. Tiene una enorme capacidad para transmitir ideas e inducir ciertas formas de comportamiento que, a mayor o menor plazo, acaban siendo captadas por el público. Cualquier cosa, a base de repetirse y según el enfoque que se le dé, acaba considerándose como normal. La televisión, pues, condiciona la forma de pensar, transmite ideas que poco a poco acaban siendo apropiadas por los telespectadores (sobre todo los sectores de la derecha, propietaria de la mayoría de los medios de comunicación). Esto es una de las bases de la publicidad, y qué duda cabe, la mejor publicidad que hay, la más efectiva es la que se transmite por la televisión. Pero, por ahora, lo dejamos hasta aquí…