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Los nacionalismos y la modernidad; breve reflexión en torno a la propuesta de Ernest Gellner

El estudio en torno a los conceptos de nación o nacionalismo, ha dado avances inmensurables, principalmente durante el siglo XX en donde el desarrollo de estos estudios fue bastante recurrente para las ciencias sociales, de tal forma que poco a poco se hizo necesario volcarse en contra de los viejos paradigmas.

Las investigaciones realizadas por Ernest Gellner, son en cierto sentido uno de los primeros vuelcos en contra las vieja ideas, de hecho su aporte fue fundamental para esta tematica, aunque hoy se realizan estudios más complejos, el trabajo de Gellner es imprescindible para comprender la dinámica en la cual se desenvuelven los conceptos de nación y nacionalismo.

[PDF] Los nacionalismos y la modernidad
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Ensayo sobre los vínculos entre el nacionalismo y las ideas de la modernidad en base a Geller.

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Introducción a las doctrinas político-económicas

Recordando el paseo por la 34ª Feria del Libro, y comparándolo con otros recorridos realizados por compañeros/as que concurrieron durante esa semana, un libro que surgió del comentario entre pasillos fue «Introducción a las doctrinas político-económicas» del profesor Walter Montenegro (*); uno de los grandes hallazgos dentro del panel del Fondo de Cultura Económica.

¿De qué va el libro? Ante todo, es una obra con su historia, ya que surgió de un curso dictado por Montenegro en la Escuela de Servicio Social de La Paz, Bolivia. Trata sobre la dimensión del fenómeno político en nuestras vidas, porque a pesar que puedes escuchar frases de personas que dicen «no profeso idea política alguna» o «soy apolítico/a», ya al ofrecer una opinión sobre cualquier asunto de la realidad estás marcando tu punto de vista ; la «lupa» con la que miras al mundo, entonces eso que piensas define tu relación con la política. Comúnmente pensamos que la política solo está relacionado con lo electoral, con los políticos y los partidos, pero en realidad «lo político» está presente en todas las decisiones que pensamos, y sobre todo, llevamos a la práctica.

Volviendo a la explicación del fenómeno político de Montenegro, éste sostiene que se manifiesta en la relación conflictiva de tres factores: el individuo, la colectividad y el Estado. Todas las doctrinas político-económicas intentan (o intentaron) resolver este conflicto de diversas maneras, tratando de mantener una relación entre lo que afirman desde la teoría y lo que ocurre en la práctica. Conocer cómo resuelve cada doctrina esa relación, te permitirá descubrir tu propia forma de ver el fenómeno político. Las doctrinas que aparecen en el libro son:

  • Liberalismo
  • Democracia
  • Socialismo utópico
  • Socialismo cristiano
  • Democracia cristiana
  • Cooperativismo
  • Marxismo
  • Comunismo
  • Socialismo reformista
  • Anarquismo
  • Fascismo
  • Nazismo

Hay que tener en cuenta que la obra se viene actualizando desde 1956 hasta la actualidad, para situar cada doctrina en su contexto histórico específico, así como los cambios que han experimentado con los acontecimientos del mundo contemporáneo. En síntesis, un obra muy útil para el que quiera repensar el fenómeno político en su vida.

(*) Montenegro, Walter: «Introducción a las doctrinas político-económicas», Fondo de Cultura Económica, Colección Breviarios, 14ª reimpresión, México, 2006.
<http://www.fce.com.ar/ar/libros/detalleslibro.asp?IDL=1275>

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La problemática del patrimonio cultural.

Cuando nos encontramos frente a ruinas, vestigios o muestras materiales y subjetivas del pasado, difícilmente dudamos de ellas, al contrario las asumimos como herencia, las observamos, asimilamos y posteriormente las difundimos.

Hasta los años 80 aproximadamente, se mantenía una visión estática frente al patrimonio cultural, hasta ese entonces la definición del patrimonio como tal y los estudios realizados por arqueólogos, arquitectos y restauradores de la época, se alejaban por completo de la relación entre el patrimonio cultural y las divisiones de clase o grupos sociales.

Enrique Florescano enfoca sus estudios observando la dinámica que gira en torno de la problemática del patrimonio, frente a la cual concluye que para el estudio del patrimonio se debe tener como premisas básicas: la manera en que se rescatan y seleccionas los bienes y testimonios, tener en cuenta que esta selección la realizan grupos sociales dominantes, en el caso de los Estados nacionales se debe tener presente que la construcción del patrimonio cultural esta mayormente articulada en la distinción de lo propio y lo externo, por lo cual el uso de este patrimonio estará determinado por las diferencias sociales que concurren en el seno de la sociedad nacional (1).

Bajo esta perspectiva no solo entenderemos que la producción cultural es un elemento derivado de la sociedad, si no también seria que un elemento activo, ordenador y cohesionador social en el sentido de que la preservación y patrimonalizacion son sin duda alguna un proceso seleccionador y transformador del pasado, sin olvidar que este proceso es iniciado por el Estado (2).

Así, sin lugar a dudas se puede señalar que la función de este patrimonio cultural se engloba en mantener intacta y continua la reproducción social, por otra parte asegurar la desigualdad cultural que enfoca a las clases dominantes como creadoras de una cultura validada como “nacional” la cual esta en continuo conflicto con una cultura popular.

Paradójicamente la historia también forma parte de este patrimonio cultural, por lo cual no debe extrañarnos que el viejo debate que busca la objetividad en la historia aún se mantenga con vida, y creo que este tiene su comienzo en estas circunstancias; los historiadores de Estado como los de ideales conservadores son los que más han apelado acerca de la objetividad, principalmente para transformar a la critica como un elemento subjetivo que se teje bajo ideales que no son lo que protege y reconoce el Estado como propios.

Sabemos que la critica es un elemento subjetivo, y que la historia critica también lo es, entonces ¿esa historia oficial, que valida solo un pasado minuciosamente seleccionado, conservado y difundido masivamente, no lo es?, la respuesta es obvia.

Frente a esto no me sorprende la gran cantidad de medios difusores y protectores de este tipo de patrimonio, en la rama de historia por ejemplo, si buscamos en Internet nos daremos cuenta que las paginas dedicadas a la realización de una historia critica son mínimas en comparación a la gran cantidad de historia “vacía”(con Fabián Bustamante realizamos una discusión bastante interesante e ilustrativa en torno a este tipo de historia (3), historia descriptiva que rescata elementos de intereses propios de la validación de una cultura nacional, solo es cuestión de observar con esa duda examinadora la historia que absorbemos por medios masivos, History Channel por ejemplo basa la mayoría de sus programas en las armas de las potencias mundiales, en las guerras de esta, en la historia de sus políticos trascendentes y la vida ejemplar de sus millonarios.

Y cuando en este canal se habla de Latinoamérica se dice como fuimos “descubiertos” y posteriormente se pasa a la ponderación de armas, militares y alianzas estratégicas que se encargaron de matarnos y socavar los tantos intentos por establecer modos de gobierno que no beneficiaran a sus políticas económicas(las del primer mundo), por lo cual no me pareció extraño que la serie de “historia secreta” en Latinoamérica (que en un principio me olía a un rescate social de la historia, lo cual no fue así) se basó en las historias de los palacios, uniformes de combate e infinidad de objetos inertes a la historia de nuestra gente, una historia secreta y urbana que olvidó lo que realmente ha pasado en las calles latinoamericanas algo bastante objetivo no?

(1) Cecilia Benedetti; Antropología social y patrimonio; perspectivas teóricas latinoamericanas. Argentina 2004 (Pág. 15).

(2) Arantes, Antonio; la preservación del patrimonio como práctica social.

(3) Actualidad, divisiones y juicios históricos.