¿Qué historia para el siglo XXI?, se preguntaba el conocido historiador español Josep Fontana, como es sabido por los amantes de la historia y la ciencia social, Latinoamérica siempre tuvo sus estudios pendiendo de un hilo; desde hace mas de 500 años los estudios latinoamericanos han sido vistos desde otro ojos, de una mirada externa que en un principio buscó reyes, emperadores e imperios, los cuales acá dificilmente habían.
Desde aquel entonces, las teorías aplicadas al estudio social latinoamericano, han sido extrapoladas desde otros lugares, situación que puede ser eficazmente como un secuestro (la historia es nuestra, pero al verla con ojos externos, se la regalamos a otros).
Por otra parte, el academicismo defensor y el opositor, se entrabaron en una pugna de nunca acabar, en donde las enmiendas teóricas son disfrazadas bajo mascaras políticas que en nada ayudan a la idea base de la ciencia humana: difundir el conocimiento.
¿O seguir acalorando los debates a la europea o retomar el estudio social en nuestras manos y repensar la historia desde una perspectiva nuestra? ¿Politizar lo imperativo o restaurar los estudios?
En el siguiente ensayo se busca retratar la problemática a la cual nos enfrentamos como historiadores «hoy»; enfocándonos en una convergente bastante interesante que se teje entre tres factores claves, para historiar Latinoamérica en el siglo XXI; las imputaciones teóricas, el academicismo y por último las personas; las que al fin y al cabo son para quien nosotros trabajamos.
[PDF] Problematizar lo imperativo o...?
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Ensayo sobre hacer y enseñar Historia hoy.