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Aportes para pensar una estrategia revolucionaria en América Latina

Por Flabián Nievas y Pablo Bonavena (*)

Una grave crisis económica del capitalismo, más o menos inmediata, no es un escenario que se pueda descartar. Son muchos los indicadores que muestran esa tendencia. Tal vez el debate pertinente, entonces, debería tener que ver más con el grado y profundidad de esa alternativa que con su probable existencia. También con los mecanismos y factores
contrarrestantes que contará cada fracción capitalista para paliar sus efectos, que obviamente incluirá las guerras. Ahora bien, de concretarse una debacle, hay una certeza difícil de eludir: aún cuando debido al empeoramiento de sus condiciones de existencia, las masas obreras y populares irrumpan, el socialismo no tiene el vigor político suficiente para encarnar una línea superadora que las guíe en su acción. Esta afirmación, claro está, no es efectuada para argumentar la necesidad de buscar otro sendero político, que no sea aportar a la generación de una estrategia comunista bajo la conducción de una fuerza político-militar, construida sobre los fundamentos del marxismo-leninismo.

Esta debilidad del socialismo en la primera década del siglo XXI contrasta con su potencia durante todo el siglo XX, con excepción de las últimas dos décadas. El siglo pasado ha sido el siglo del socialismo. En efecto, durante casi toda la centuria, frente a cada crisis profunda de dominación, el socialismo aparecía como una alternativa con envergadura de masas, tanto en sus versiones reformistas (como la socialdemócrata alemana), como en sus formulaciones revolucionarias (Partido Bolchevique). A la salida de cada una de las grandes guerras mundiales, por ejemplo, el socialismo fue una opción política real en muchos de los territorios involucrados directa o indirectamente en las conflagraciones. Fue, incluso, el estandarte de muchos movimientos de liberación nacional en su lucha anticolonial.

La última etapa donde gozó de este estatus fue en el período que va entre, aproximadamente, finales de los ’60 y la segunda mitad de los ’70, en gran parte moldeado por la crispación de la “guerra fría”, en la que los bloques socialista y capitalista disputaban buena parte de sus zonas de influencia dentro del mapa geopolítico generado por la Segunda Guerra.

Sin duda, el marxismo fue, durante un siglo, el marco referencial de gran parte de los opositores al capitalismo. Lamentablemente, con el descrédito que alcanzó el socialismo con la caída del bloque soviético, apareció un campo ideológico más fértil para dar otros fundamentos a la guerra contra la opresión, muchas veces anclados en ideas religiosas. El socialismo se fue apagando como perspectiva. La superación del capitalismo por la vía revolucionara socialista es imprescindible. Sin embargo para ser postulada con eficacia necesita recuperar aceleradamente terreno. Para alcanzar esta meta, en principio, hay que construir una rigurosa medición de los acontecimientos y de la situación.

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Trabajo que hace un análisis de las estrategias revolucionarias contemporáneas, y en particular de la cuestión militar.

(*) Sociólogos por la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Artículo elegido para el nº 18 de la revista Razón y Revolución. Enlace al original en el blog de Flabián Nievas:
<http://flabian-nievas.blogspot.com/2008/08/razn-y-revolucin…>

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17 respuestas a «Aportes para pensar una estrategia revolucionaria en América Latina»

Sinceramente, creo que para repensar una estrategia revolucionaria, primero se debería dejar a un lado los textos de Lenin, Mao o Marx. Pienso que la intelectualidad marxista latinoamericana debe hacer sus propias teorías, desde un análisis actual. Es decir, que nazca una especie de nuevo «Karl Marx», pero latinoamericano. Todos sabemos que la historia no es lineal, es discontinua y presenta muchas aristas.
Cuando tengamos conciencia de ello, recién ahí, se podrá hacer una estrategia.

Concuerdo contigo en la necesidad de teoría marxista a la latinoamericana, es esencial para plantear soluciones a problemas comunes que tenemos como región. Y a la vez es todo un desafío porque el pensamiento de izquierda es muy heterogéneo, a veces, hasta por diferencias mínimas. De todas formas creo que la vigencia del análisis de Marx sobre el capitalismo (dejando a un lado cuestiones como la visión positivista de la Historia) hace que no sea un autor fácilmente prescindible. Destaco del trabajo, más allá de si la solución definitiva estaría en la vuelta de un partido revolucionario (apasionado debate), la reconstrucción histórica que hace con respecto a la relación de la región con el imperialismo. Y la necesidad de volver a lo social, al trabajo de base; piedra fundamental hoy en día para generar movimientos alternativos con propuestas ‘desde abajo’. A veces la dirigencia, sea del corte que sea, se ‘olvida’ de ésta cuestión fundamental.

Sí, importante lo del imperialismo es un punto importante pero, además el análisis no contempla el tema del nacionalismo. Cada país tiene sectores conservadores y chauvinistas. La pregunta sería: ¿qué estrategia es conveniente para derrotar los nacionalismos locales y apelar a un internacionalismo latinoamericano? Es una pregunta que muchas veces el marxismo a quedado corto.

Y, es todo un tema porque las organizaciones que plantearon la lucha armada en los ’70 también tenían un marcado sello nacionalista, si bien sus intenciones eran claramente diferentes a las de las elites, pues había una confianza en la idea de revolución. Aunque eso desprende dos temas centrales sin solución aparente hasta el momento: la vigencia o no de la violencia para hacer la revolución, y la necesidad de un proceso de internacionalismo del movimiento obrero que se divorcie de los aspectos negativos del nacionalismo (¿hay alguno positivo?). El segundo punto creo que es claro, y el primero es el que genera aún más debate, porque significa tomar una postura con respecto a la toma del poder para generar los cambios. Sobre ésto último hay un libro dando vueltas llamado «Cambiar el mundo sin tomar el poder», que confieso no haberlo leído todavía, pero que ha generado revuelo frente a ese tema. Me parece bien, creo que el marxismo tiene mucho para dar todavía y existe gente dedicada que discute y propone cosas nuevas. Difícilmente puedas ver eso en otras doctrinas político-económicas.

Aportes para pensar una estrategia revolucionaria en América Latina…

Una grave crisis económica del capitalismo, más o menos inmediata, no es un escenario que se pueda descartar. Son muchos los indicadores que muestran esa tendencia….

Estimados:
Ante todo, quiero agradecer a Mario la deferencia de haber publicado en su blog nuestro artículo, y a Fabián por sus opiniones. (También se está debatiendo en mi blog, y se debatirá en la revista Razón y Revolución).
Tal vez el título del mismo lleve a algún tipo de equívoco. Cuando hablamos de «aportes» no estamos indicando cuál debe ser la estrategia, sino que humildemente recordamos que, sea cual fuere, debe incorporar la dimensión militar (si es que estamos hablando de revolución). En tal sentido, tanto Marx como Mao, Lenin y otros son necesarios. Imaginemos por un momento si los físicos decidieran desembarazarse de Newton porque sus ideas fueron «superadas» por la de Einstein… sería todo un problema. Del mismo modo, no estamos pensando que en Marx, Lenin, Mao y otros están todas las respuestas; en ellos encontramos más bien los recursos teóricos y metodológicos para formular nuestras preguntas y buscar nuestras respuestas. Y en tal sentido es claro que el programa militar es parte integrante de cualquier programa revolucionario; lo que no nos dicen es cuáles son esos programas. El diseño ha de ser nuestro, acorde a nuestra situación específica.
El problema del imperialismo está a la orden del día. ¿Cómo enfrentarlo sin una perspectiva de fuerza? Este es el punto a pensar.
Un cordial saludo a todos.

Pienso que los recursos teóricos y metodológicos en los autores marxistas clásicos (llámese Marx, Lenin y Mao) están desgastados. Tú puedes encontrar este mismo tema (y por favor, con esto no estoy despreciando el trabajo de los sociólogos, aquí presentes), con los mismos autores. Es una especie de refrito, de muchos refritos.
Yo apuntaría, amigos, a elaborar una nueva teoría, propia, sin influencia del eurocentrismo marxista; que reflejara teórica como metodológicamente, las estrategias a seguir en América Latina.

Estimado Fabián:
Las teorías no se «desgastan». Pueden ser útiles o no, pero no son máquinas que sufren deterioros. Y una buena teoría (el marxismo lo es) sólo queda superada por otra teoría superior. Hasta la fecha, tal nuevo artefacto teórico no ha surgido, ni hay miras de que surja. Por el contrario, quienes han abandonado el marxismo suelen recluirse en teorías superadas por este cuerpo teórico, como el contractualismo, el individualismo metodológico, o las teorías de «medio alcance».
Claro que para poder debatir adecuadamente deberías conocer de teorías sociales (en parte ese es mi oficio, ya que soy sociólogo). El «eurocentrismo» que denunciás no es un defecto de la teoría. El marxismo interpreta mejor que ninguna otra al capitalismo. Ciertamente el capitalismo surgió de Europa, pero se ha expandido por todo el planeta, y por lo tanto debe entendérselo con las herramientas conceptuales apropiadas.
Un cordial saludo

¿Cómo que el eurocentrismo no es un defecto de la teoría? ¿Marx habrá pensado de que existía latinoamerica cuando escribió El Capital, por ejemplo? ¿o el mismo Lenin? Imagínate, Flabián, la dificultad que hubo en la izquierda, para establecer conversaciones con los sectores de la Iglesia progresista en la década del 60 debido a la concepción «eurocentrista» de la crítica liberal burguesa a la religión!.
Además, Flabián, no se necesita saber tanto de teorías sociales para comprender de que aún no existe una «teoría superior» al marxismo, como tú dices.
Ciertamente, Marx fue el único que supo comprender el capitalismo, pero éste, a su vez, ha ido mutándose, y pienso que, en este sentido, hay que mirar críticamente al capitalismo, pero no desde el marxismo como herramienta conceptual-metodológica.

Y bueno, esa es mi opinión.

Saludos, muy buen ensayo, y muy buen debate tambien, la verdad es que no soy el indicado como para defender teorias, ni endiosar teoricos o ideologos, es más, la historia misma me enseño que las teorias dificilmente reflejan la realidad, partiendo desde la base de que la escribe un «yo».

No se si se necesite un nuevo marx, quizas ya hubieron muchos y la gente se aburrió de ellos.
Al contrario de flavian, creo que las teorias si se desgastan, se usan, se re-usan, se piensan, de hecho se superan gracias a ese uso.

A veces hasta parace chistoso, que se discuta tanto sobre marx y los marximos, cuando paradojicamente hitler tiene sucesores, que nadie ve, que los intelectuales omiten, que la teoria social no contempla y que la justicia niega.

Al contrario de uds, no creo que se deba leer a marx para entender la realidad, de hecho creo que marx entendia poquisimo o casi nada de nosotros, por eso la gente no entiende «el capital», porque no esta hecho para ell@s.

Por ultimo, creo que el marx escribió para cambiar la sociedad y no para ser una herramienta metodologica, lo cual deja a la vista el fracaso de la teoria marxista, ya que muchos gobiernos de izquierda, terminaron siendo mas dictatoriales, crueles e injustos que el capitalismo en si , al fin y al cabo su supuesta liberación del proletariado, no acabó con los «beneficios de unos poco por el trabajo de otros muchos».

Hola jorge, cómo estás? Espero que bien. Con respecto a tu comentario, es cierto que en la Historia uno no puede endiosar a las personas porque todas tienen su «prontuario», todos tenemos nuestro lado «bueno» y «malo», para decirlo sencillo. Pero me parece que no tiene nada de negativo que el conocimiento se produzca desde el sujeto, pues eso nos demuestra que la objetividad no existe, y que uno siempre tiene su «corazoncito» o preferencia por un conjunto de ideas que vamos armando al pasar los años. Un sólo autor no alcanza para entender la «realidad», por supuesto.

Por otro lado, la «gente» que se aburre de Marx tiene como mínimo una base de lectura, ya que uno no puede aburrirse de algo que no conoce. Y Marx dijo muchas cosas, que cualquier trabajador al conocerlas se sentiría identificado. Ahora con respecto a nuestra realidad latinoamericana sólo los que vivimos en nuestra región podemos entenderla completamente porque la padecemos.

No tengo nada que decir sobre Hitler y sus seguidores porque creo que llevas la razón en ese punto. Con respecto a las experiencias gubernamentales de izquierda luego de Marx, cabe aclarar que todas ellas si bien se basaron en la teoría marxista, empezaron desde cero: Marx no había generado un programa político-económico, más bien generó un análisis socioeconómico muy completo sobre el capitalismo, con la conclusión política de la necesidad de una revolución social. Luego Lenin, Stalin, Mao y otros tuvieron que armar programas para llevar a cabo sus objetivos, por eso el «fracaso» no es de Marx, sino de sus interpretadores (y más que nada Stalin). Tampoco es un fracaso completo, ya que el pensamiento de izquierda (incluidas otras corrientes socialistas) sigue vivo, y no creo que se oxide, está constantemente buscando su renovación con vista a los tiempos modernos.

Hola, te pido disculpas por el mensaje anterior. Como ya te dije, me gusta mucho tu página, me resulta muy interesante los temas abordados.
Ahora te paso a comentar sobre mi página. Intento mostrar como reflejaron los medios gráficos los grandes acontecimientos históricos argentinos, como así también mundiales.
Por supuesto que acepto sugerencias y colaboración. Y si alguna persona esta interesada sobre un tema en especial, trataré de satisfacerlo en la medida que posea algún diario relacionado.
Muchas gracias, un abrazo.
Gabriel
—–
Uh, soy un salame, no puse la dire: http://diarioshistoricos.blogspot.com

Hola Gabriel, gracias por compartir lo de tu blog con nosotros, está muy interesante la recopilación de fuentes periodísticas. Por otro lado, no sé porqué pedís perdón: me fijé a ver si dejaste un comentario anterior que capaz el sistema antispam hubiera capturado, pero no hay nada. Con respecto, a la dirección de tu blog, ya aparecía en tu mismo nombre, pero igual unifiqué la aclaración que hiciste con el comentario anterior.

Saludos, y gracias por visitarnos.

Es interesante la polémica que enciende el texto de Flabían Nievas y Pablo Bonavena.
Reinstala la discusión sobre la legitimación de la violencia revolucionaria y la trae a nuestros días. Todo lo que podamos escribir aquí no puede dar por acabado este tema tan apasionante.
Debemos recordar, en primer lugar, el momento histórico que nos atraviesa. Toda una generación de intelectuales cayó en manos de una represión brutal y sanguinaria durante los sesenta y setenta. Esto condicionó lo que se escribió y pensó en estos últimos treinta años.
En la Argentina se concensuó la condena del terrorismo de estado y, por parte de algunos sectores sociales, sobre la guerrilla. En el reciente juicio a Antonio Bussi podemos observarlo con claridad: una parte de la sociedad tucumana aún agradece el accionar genocida de su ex gobernador.
Esto, para mí, tiene una explicación. La denominada «teoría de los dos demonios», nacida en la precaria democracia alfonsinista, apuntó a culpar lo sucedido en los años de plomo a dos grupos: los subversivos y los militares. La sociedad, inocente y anonada, sufrió el flagelo y la violencia de ambas partes. Esta postura, a la que no suscribo, sigue formado parte del discurso cotidiano (no académico), que se tiene sobre los setenta.
Es por esto que parecen anacrónicos (no digo que lo sea) los debates sobre la violencia, la lucha armada, la revolución, etc.
¿Todo esto es factible en la actualidad? Esta es una pregunta difícil de responder. Hoy por hoy los partidos de izquierda parecen haber abandonado la lucha armada. ¿Será así para siempre? La verdad no lo sé.
La bondad del texto de Nievas y Bonavena es recordarnos que, en toda revolución, la guerra es un elemento tristemente necesario. Además nos advierte que no toda crisis del capitalismo desemboca en un proceso revolucionario. Es, por demás, un texto enriquecedor.

Agradezco el espacio y apoyo la propuesta de Hablemos de Historia. Saludos.
Antonio Gonzalez.

Hola Antonio, muchas gracias por el comentario. El texto de Nievas y Bonavena abre el debate para pensar qué entendemos por revolución (pregunta muy personal que todo aquel que lucha por un mundo mejor debe hacerse). Personalmente pienso que el concepto de revolución está más vivo que nunca. Existen muchas personas que desde la micropolítica de base, antisistémica, y no siempre recurriendo a la violencia, hacen cosas importantes por el barrio y la comunidad; esta acción desde el vamos es revolucionaria. Significa también que cada vez somos más los que no nos creemos el ‘cuentito’, no?

Saludos y seguí adelante con tu blog.

Los pueblos viven sobre todo de esperanzas. Sus revoluciones tiene por objeto sustituir con esperanzas nuevas las antiguas que perdieron su fuerza, como vereis todo es cíclico, hasta las revoluciones malas.